Escuelas de Padres
“El Trabajador Social como coordinador de las Escuelas de Padres “
Autores: Francisco Gómez Gómez. Cgdo. Nº 1332
Milagros García García. Cgda. Nº 5383
Ana Blanco Martín. Cgda. Nº
Introducción
Las Escuelas de Padres son algo bastante nuevo en el sistema educativo de nuestro país y, por eso, un fenómeno en creciente desarrollo. El fundamento de una Escuela de Padres es un grupo de padres y madres que, apoyados por un profesional del Trabajo Social, se reúnen y reflexionan sobre las situaciones relacionales de sus vidas cotidianas y de sus vidas familiares en general.
Estas reuniones en grupo permiten prevenir desajustes en las relaciones familiares que ocasionan inquietud o angustia en los padres y madres y que en muchos casos, revierten en sus hijos/as. Ésto puede originar que se considere como un problema (en la mayoría de los casos del menor) lo que no es más que un modo incorrecto de afrontar una situación. Cambiar de perspectiva, ver que existen otras posibilidades de abordar las tareas de cada día, permite que se cambie el modo de actuar y nunca se llegue a tener un problema real.
También esta Escuela de Padres potencia las capacidades de los niños y niñas, al favorecer que sus padres y madres tomen posturas más positivas ante las situaciones cotidianas. A lo largo de las sesiones los componentes del grupo adquieren otros modos de comunicarse con sus hijos/as, adquieren otras habilidades que favorecen el diálogo familiar.
Los grupos que se forman en las Escuelas de Padres no tienen, en principio, una función terapéutica sino más bien experiencial. Si alguien necesita de una atención más especializada como la de un psicólogo, pedagogo, logopeda, psiquiatra… por su problemática, entonces el Trabajador Social detecta su problema en las sesiones de grupo y le orienta hacia el recurso que resulte más apropiado.
Estos grupos no suelen necesitar como tales dichos servicios ya que sus necesidades de centran en dos áreas generales, que son a las que nos vamos a referir en la presente ponencia:
– La estructura familiar: El sentimiento de pertenencia junto con la individuación de cada uno de los miembros de la familia dentro de la misma suponen el que cada uno pueda hacerse responsable de su vida y de los roles y papeles que le corresponde jugar.
– La comunicación: La manera en que los padres se relacionan, no sólo con sus hijos sino con todo el ambiente familiar en general.
La escucha, la empatía que supone saberse poner en el lugar del otro son muy importantes para que exista un buen clima familiar y para poder hacer frente a las crisis que se presentan en cada una de las etapas del ciclo vital. Ser capaces de comprender lo que el otro siente supone poder reconocerle más por lo que es que por lo que hace.
El trabajador social posee una serie de conocimientos sobre las relaciones sociales y familiares, y sobre la dinámica de grupos, la intervención familiar, el desarrollo comunitario, la realidad educativa, etc. que le hacen ser un profesional competente para poder llevar a cabo la dirección y la coordinación de estas Escuelas.
Esto es lo que se recoge a nivel normativo tanto en el “Temario de Profesores Técnicos de FP para Servicios a la Comunidad” como en el “Temario de Profesores de Enseñanza Secundaria Obligatoria para la Intervención Sociocomunitaria” publicados en el B.O.E. de 13 de febrero de 1.996. En ellos se establecen como materias básicas para los servicios a la comunidad y para la intervención sociocomunitaria: los ámbitos de la intervención social, la dinámica de grupos, la socialización, los proyectos de intervención en unidades de convivencia y la descripción de las técnicas específicas de intervención familiar, así como los programas de intervención familiar, entre otros. Todos ellos forman parte tanto de la teoría del Trabajo Social como disciplina, como del ámbito de su actuación.
Para hacer alguna referencia histórica de las Escuelas de Padres en nuestro país diremos que un antecedente de estas Escuelas, lo podemos encontrar en la “Escuela de Padres ECCA” (denominada así por el nombre de la emisora de radio en que se puso en marcha, Radio ECCA) cuyo método principal consiste en la escucha individual de unas cintas de audio y en rellenar unos cuestionarios acerca del tema en que se está reflexionando. También, el Ayuntamiento de Alcobendas hace aproximadamente diez años y concertado con los colegios públicos de dicho municipio, tuvo una iniciativa, más cercana a lo que hoy realmente son las Escuelas de Padres. Dicha iniciativa consistía en la creación de un grupo de encuentro de aquellos padres interesados de los diferentes colegios, que se reunían una vez cada dos semanas, y que estaban dirigidos por un profesional.
Existen otras experiencias de este tipo, desde las entidades locales y autonómicas, a lo largo de nuestra geografía que no vamos a citar aquí a excepción de la que actualmente lleva a cabo el Ayuntamiento de Madrid en colaboración con el Instituto Madrileño de Formación y Estudios Familiares (IMFEF). Esta Escuela de Padres es un recurso de apoyo para superar situaciones de necesidad y riesgo social. La realizan un grupo de profesionales de la Psicología, la Pedagogía, el Trabajo Social, etc.que pretenden crear un espacio de reflexión y comunicación sobre la vida en familia y un clima de aprendizaje de los recursos y las habilidades que facilitan el desarrollo integral de los distintos miembros. La Comunidad de Madrid oferta con carácter anual diferentes ayudas para las iniciativas que puedan surgir en los colegios sostenidos con fondos públicos, entre las que se encuentran las Escuelas de Padres.
Un ejemplo práctico de una escuela de padres coordinada por un trabajador social
Nos vamos a centrar en un único ejemplo práctico en el que nosotros hemos participado como equipo. Se trata de una Escuela de Padres que lleva funcionando desde hace cuatro años, que es coordinada por un Trabajador Social y llevada a cabo en un colegio concertado del distrito de Hortaleza en Madrid. La Escuela de Padres se ofrece a todos los padres y madres del centro, que atiende los ciclos de Educación Infantil, Educación Primaria. E.S.O. y Bachillerato, es decir, desde los 3 a los 18 años.
El grupo se reúne durante dos horas (de 19 a 21 horas), quincenalmente en un principio, pero por decisión del propio grupo en los dos últimos años las reuniones fueron de una periodicidad semanal. El número de padres y madres participantes a lo largo de este tiempo fue de quince a veinte.
El objetivo principal de esta Escuela puede aproximarse a lo que definía una madre que participó con gran entusiasmo en el grupo durante los cuatro años de duración:
“La Escuela de Padres es un espacio en el que cada uno lleva lo que está viviendo en ese momento. Sus preocupaciones, sus miedos, sus alegrías y a partir de donde estás se comienza a trabajar”.
Lo que expresa esta madre se refiere a la libertad existente para atender o referir aquello que en el momento de la reunión preocupa o tienen presente los participantes en el grupo. No debemos olvidar que las reuniones han de ser dinámicas y flexibles, y el hecho de marcar unos objetivos que cumplir no debe impedir atender a las necesidades de los padres. Ya que prestar un servicio supone atender a sus demandas. Así los objetivos propuestos han de cumplirse desde la flexibilidad, lo cual sólo supone para el Trabajador Social que coordina el grupo, en principio, aplicar unas técnicas.
Aunque se dispone de un material básico del que se tratan los temas como un texto, material audiovisual (diapositivas, videos,…), todo ello se tiene para dar seguridad a los participantes pero lo que se realiza en cada una de las reuniones son diferentes dinámicas de grupos (role playing, trabajo en parejas,…). Las sesiones se inician con una breve “ronda” en la que cada uno de los participantes expone lo acontecido desde la sesión anterior (qué tal ha sido la semana, qué resultados ha obtenido si llevó alguna tarea para realizar, etc), y si traen algún tema especial que deseen tratar en esa sesión.
El Trabajador Social en función de lo que ha expresado el grupo, lleva a cabo la dinámica o el tema que traía preparado, o bien aborda alguno de los temas que han dicho los padres, si considera que es necesario trabajarlo en esa sesión.
Al final de la reunión se termina con una última ronda en la que cada miembro expresa brevemente lo que más le ha llamado la atención, o lo que más le ha servido, o la tarea que pretende llevar a cabo a lo largo de la semana, … como resumen de lo que cada uno “saca” de ese día.
Como la Escuela tiene su desarrollo dentro de un centro escolar, los periodos de reunión son de octubre a junio. Al final de cada curso se realizó una evaluación que recogía lo que había experimentado cada uno en el grupo, así como lo que cada uno de los participantes destacaba como aspectos que más le habían gustado a lo largo del curso. De estas evaluaciones queremos recoger a continuación algunas de las afirmaciones que los padres y las madres realizaron, agrupándolas según las tipologías que nos han parecido pertinentes para poder realizar unos breves comentarios o explicaciones de cada uno de los grupos de afirmaciones: 9 Con respecto a los beneficios de trabajar en grupo, entre otras cosas, los padres afirmaron:
– “En la Escuela de Padres he podido expresar mis preocupaciones e inquietudes con respecto a mis hijas, compartiéndolas en el grupo.”
– “Quiero resaltar la manera de llevar a cabo las reuniones, no como una clase sino como un trabajo en equipo que ayuda a que afloren los problemas y a su resolución, bajo la guía del tutor.”
– “Soy un padre que creía saber educar a mis hijos pero un buen día comprobé que no lo estaba haciendo bien. Después de intentarlo por mí mismo no lograba éxito ninguno, estaba un poco agotado.”
– “… he aprendido junto al grupo de padres que sus problemas son una imagen de los míos y viceversa, por ello no me siento tan sólo en esta tarea.”
– “…para mí fue un gran consuelo escuchar a otros padres con las mismas preocupaciones que las mías. Y ver que no todo estaba perdido. Me han ayudado a descubrir que yo tenía dentro de mí recursos para conseguir un cambio…”
– “…me sorprendió bastante el modo de llevarla, pues no era una enseñanza doctrinal, ni tenemos a alguien con el “saber”. Todos aprendemos de todos. Lo que uno propone nos sirve a varios. Eso sí hay alguien que sabe sacar el jugo de la fruta aunque esté verde.”
Tenemos que considerar que el hombre y la mujer somos seres sociales por naturaleza, por eso nacemos, crecemos, nos multiplicamos y morimos en grupo. Todo grupo es capaz de beneficiar o de perjudicar mucho más que cualquier profesional por muy buen o mal profesional que éste sea. Lo que ocurre es que en nuestra sociedad nos confundimos creyendo que lo importante es el individuo, la competitividad, conseguir cubrir nuestras necesidades básicas por nosotros mismos, es decir autoabastecernos, no necesitar a nadie. En grupo lo que podemos volver a recordar o en algunos casos a aprender es que por ser seres sociales necesitamos de los demás y los demás necesitan de nosotros. Que no somos imprescindibles pero sí necesarios.
- Sobre los beneficios del empleo de dinámicas de grupo se dijeron, entre otras:
– “También quiero resaltar los “rolle-playing” gracias a los cuales los padres nos ponemos en la piel de nuestros hijos.”
– “Aprender a ponerme en el lugar de mis hijas ha supuesto para mí darles nuevas oportunidades, a ellas y a mí.”
Cuando somos capaces de ponernos en el lugar de nuestros hijos entonces no sólo podemos comprenderlos a ellos como hijos sino, también, a nosotros mismos como padres.
- Referente al trabajo de aspectos como la escucha, la empatía, … los padres comentaron:
-“La escucha de la experiencia de otros padres me ha ayudado a relativizar muchas cosas”
– “he aprendido a escuchar y a estar más atenta a lo que dicen los demás, pues pienso que escuchando se aprende mucho más que hablando, cosa que antes era incapaz de hacer y me perdía cosas muy importantes que quizá otros decían.
– “Aquí me han enseñado a ponerme en el lugar de mis hijas para conocer como se sienten”.
Escuchar al otro no sólo es oirle sino que hay que estar dispuesto a entenderle. Lo que supone un acto de voluntad para comprender al otro. En dicho acto es donde le pedimos al otro que nos aclare aquello que nos quiere comunicar para permitirle de ese modo que él también se aclare. En éste proceso de escucha es donde se produce la empatía que es lo que hace que la relación sea productiva, cálida, coherente y positiva…