Constelaciones Familiares Como Conocimiento Del Bien
Aproximación A Las Constelaciones Familiares Como Conocimiento Del Bien, Según La Sabiduría Socrática
Las ideas sobre la Sabiduría Socrática expuestas por el profesor Moix (2011)1 podrían ser una aproximación indirecta a la formación en el Modelo de las Constelaciones Familiares, creado por el alemán Bert Hellinger.
Heidegger nos recordó que los griegos se referían a la verdad como forma de conocer lo que está oculto, o des-ocultación de la misma. En dicho sentido, las Constelaciones Familiares son una manera de acceso al conocimiento de la verdad. Pero ¿qué verdad? La del “Alma Familiar” a la que pertenece aquél que trabaja su caso o problema, y que se hace visible, o que se visualiza. Como dice S. Juan en la Sagrada Escritura: “… conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
El amor a la verdad implica entre otras cosas, el rigor intelectual, la aportación de nuevos conocimientos, planteamientos y soluciones y el tesón investigador (Moix, 2011). Y, de forma opuesta, cuando esa verdad permanece oculta sin opción a su visibilidad, suele ocurrir que se impone como expresión de la fuerza que la misma tiene o conlleva.
Otro aspecto importante que se afronta desde las Constelaciones Familiares es el que denominamos Sabiduría Socrática, por referirse al pensamiento de Sócrates, el cual el Profesor Moix (2001) describe de la siguiente manera:
“Me estoy refiriendo, claro está, a la sabiduría por antonomasia, la sabiduría socrática. Aunque, no figure en el elenco de los siete sabios de Grecia (SOLÓN, THALES DE MILETO, KILÓN DE LACEDEMONIA, PITACO DE MITILENE, BÍAS DE PRIENE, CLEÓBULO DE LINDOS y PERIANDRO DE CORINTO), SÓCRATES fue el gran sabio que concibió la sabiduría como la primera y principal virtud del hombre. Y enseñó, según refiere JENOFONTE, que “tanto la justicia como todas las demás virtudes son sabiduría”, pues la virtud es una y se identifica con la sabiduría, que es “el más grande de los bienes”.
“En su pensamiento, las distintas virtudes no son, pues, sino nombres de una misma cosa, que es única. Son sólo otros tantos aspectos de la sabiduría, que, en cuanto gobierna las relaciones del hombre con la divinidad, es la piedad; en cuanto rige las que median entre los hombres, se llama justicia; en cuanto se la considera referida a la voluntad, constituye el valor o fortaleza; y en cuanto refrena la sensualidad y el apetito, se denomina templanza”.
Pero lo que más nos importa, para poder utilizar en la ilustración de los trabajos que se pueden desarrollar mediante el Modelo de las Constelaciones Familiares, es la Sabiduría Socrática, que para Moix (2011) es su íntima relación con el pleno y entero conocimiento de lo que el bien es y significa y, por el contrario, lo que implica su no conocimiento. Así afirma que:
“Tal concepción de la sabiduría como compendio y culminación de todas las virtudes, no sólo es una lúcida anticipación de la aristotélica virtud entera o completa, virtud total y hasta de la tomista justitia generalis, con la que el AQUINATE mantiene el significado bíblico del “varón justo”, que es el adornado de todas las virtudes, y no sólo de la justicia, sino que viene a englobar también lo que el cristianismo llamará luego las cuatro virtudes cardinales y los siete dones del Espíritu Santo (don de sabiduría, de entendimiento, de consejo, de ciencia, etc.); aunque lo más importante es su vinculación imperativa con el bien, en el sentido de que quien conoce verdaderamente lo que éste es, no puede dejar de hacerlo, pues, si no lo hiciera, con ello mismo demostraría que no sabe realmente lo que es el bien”.
“La sabiduría consiste, pues, para SÓCRATES, en el completo conocimiento de la naturaleza del bien, conocimiento capaz de arrastrar al hombre a su práctica, ya que quien sabe suficientemente lo que el bien es, no puede menos de realizarlo”.
“Si, pues, la sabiduría es “el más grande de los bienes”, su falta, la ignorancia, será el mayor de los males. El mal es, así, para SÓCRATES, el resultado inevitable de la falta de sabiduría, convicción ésta precursora, en algún sentido y servata distantia, de la que alienta en el misericordioso ruego de Cristo en la cruz: “¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!””.
“No saben, en efecto, lo que hacen, por ejemplo, los gobernantes que, por una falta absoluta de sabiduría socrática, no pueden sentirse irresistiblemente atraídos por el bien, que desconocen, y caen irremisiblemente en la órbita del mal, que los atrapa, hasta el punto de llegar a perder completamente su “legitimidad de ejercicio”, por mucha que hubiera sido su “legitimidad de origen”, quedando automáticamente convertidos en auténticos usurpadores del poder, acreedores, por tanto, de las gravísimas descalificaciones y remedios que los tiranos han merecido siempre a lo largo de la historia, desde la Antigüedad Clásica hasta nuestro Siglo de Oro. Todo esto, naturalmente, en pura doctrina socrática”.
Así pues, podemos afirmar que cualquier persona puede necesitar a lo largo de su vida revisar o replantearse sus acciones para reformular o rediseñar el sentido de su existencia y dejar de oponerse a la verdad. A esa verdad que, aunque como hemos visto, desde los griegos, se reconoce oculta es la que posee más fuerza y se abre camino, a pesar de todo lo que a ella se oponga, es lo que las Constelaciones Familiares pueden aportar como Modelo aplicado de resolución de conflictos y como crecimiento personal y social.
Así sólo el amor a la verdad puede acercar a los que se interesan por el Modelo a visibilizar y a aprovechar la fuerza que otorga dicho conocimiento.
Francisco Gómez Gómez
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[1] Ver texto en: http://eprints.ucm.es/13006/1/Nel_mezzo_del_camin_di_nostra_vita.pdf